Dimensiones del INDI
Dimensiones INDI
El Inventario de Desarrollo Infantil está compuesto por cuatro dimensiones para evaluar de forma integral el desarrollo del niño/a. Cada dimensión se compone así mismo de habilidades específicas del área, detallamos a continuación cada dimensión y sus áreas correspondientes.
DESARROLLO COGNITIVO (Dimensión C)
Esta dimensión pretende evaluar las distintas habilidades cognitivas que se consideran básicas para la transición del niño desde la educación inicial a la primaria. Se contemplan ítems que exploran lenguaje, conocimiento general, nociones lógico-matemáticas, capacidad de descentramiento y funcionamiento ejecutivo. A continuación, se definen brevemente sus componentes.
Lenguaje |
En cuanto al dominio lingüístico, el INDI evalúa tanto la capacidad de comprender el lenguaje como la posibilidad de producirlo. Se incluyen ítems vinculados a:
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Habilidades lógico-matemáticas |
Las nociones lógico-matemáticas son esenciales de desarrollar en la etapa Inicial. Son producto de la acción y relación del niño con objetos y que, a partir de procesos de asimilación del ambiente, le permiten construir estructuras (algebraicas, de orden y topológicas) sobre las cuales se construirán nociones fundamentales de clasificación, seriación, la noción de número, entre otras. Algunas de estas nociones incluyen:
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Descentramiento |
El descentramiento refiere a la capacidad de las personas de distanciarse de sus propias percepciones, cogniciones y emociones para desplazarse mentalmente hacia otro lugar, tiempo o perspectiva. Se trata de un logro cognitivo crucial que se produce habitualmente entre los 3 y los 6 años y se sofistica en etapas posteriores del desarrollo. El INDI evalúa el descentramiento a través de ítems vinculados a:
Algunos de los ítems son evaluados a través del juego ya que este permite identificar el nivel de distanciamiento que el niño es capaz de lograr cuando asume un personaje en un juego de rol. |
Funcionamiento ejecutivo |
Las funciones ejecutivas permiten gestionar el pensamiento o las acciones y dirigirlos hacia una meta u objetivo. El INDI evalúa el funcionamiento ejecutivo a través de:
Estas funciones acompañan el rápido desarrollo neuropsicológico durante los primeros años de vida y son recursos relevantes para el desarrollo de otras habilidades como el lenguaje y las habilidades visoespaciales. Son necesarias para un adecuado manejo de los procesos atencionales y de autorregulación, así como están directamente implicadas en la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas, razonar, resolver problemas y planificar (Diamond, 2013). Por este motivo, es importante tener herramientas que evalúen estas funciones para conocer mejor cómo es su desarrollo y su relación con el aprovechamiento de las instancias escolares. |
DESARROLLO MOTOR (Dimensión M)
Esta dimensión refiere al desarrollo de la fuerza y coordinación necesarias para la ejecución de tareas escolares habituales, como agarrar un lápiz o desplazarse por un espacio.
La motricidad, al igual que otros dominios del desarrollo, es considerada como un proceso de interacción entre la maduración y la experiencia del niño.
Motricidad Fina |
Capacidad de realizar movimientos pequeños que requieran precisión y destreza manual, e implica la coordinación mano-ojo. Las habilidades de motricidad fina implican el dominio motor gráfico, la destreza manual y el uso de herramientas (Hopkins, Barr, Michel & Rochat (eds.), 2005). |
Motricidad gruesa |
Capacidad de realizar movimientos amplios de todo el cuerpo o que involucren grandes sectores, como brazos y piernas. Se incluyen en las habilidades de motricidad gruesa aspectos como caminar, correr o saltar (Hopkins, Barr, Michel & Rochat (eds.), 2005). |
DESARROLLO SOCIOEMOCIONAL (Dimensión S)
La dimensión socioemocional refiere al desarrollo de conocimientos, comportamientos y actitudes necesarios para tener interacciones sociales agradables y efectivas [10]. Si bien ambos componentes están íntimamente relacionados en la práctica, teóricamente puede distinguirse el ámbito social como la capacidad de crear y sostener relaciones positivas y el aspecto emocional como aquellas características que refieren a los sentimientos de la persona en relación a sí misma y a otros (Denham & Brown, 2010).
El desarrollo de las habilidades socioemocionales se basa en las primeras interacciones del niño con sus adultos significativos. Es así que los vínculos tempranos constituyen parte fundamental de la construcción del amor propio, la confianza en sí mismo y en las relaciones humanas. Dichas capacidades se fortalecen en las relaciones posteriores del niño, siendo el Centro de educación inicial uno de los lugares que ofrece mayores posibilidades de enriquecimiento para el niño.
También dentro del desarrollo emocional se pueden distinguir habilidades que reflejan la capacidad de estar atento a los estados emocionales propios y ajenos, y la habilidad para expresarlos de forma asertiva y coherente en determinado contexto.
Comportamiento prosocial |
Distintas manifestaciones cooperativas, de compasión, empatía y simpatía. |
Comportamiento externalizante |
Conductas de externalización del malestar psíquico expresadas en agresión o frustración hacia otros. |
Comportamiento internalizante |
Conductas de internalización del malestar físico, principalmente la ansiedad, inhibición o retiro social. |
DISPOSICIÓN PARA EL APRENDIZAJE (Dimensión D)
Por disposición para el aprendizaje se entienden aquellas características motivacionales, conductuales y cognitivas que dan cuenta de las múltiples formas que tienen los niños de vincularse con su proceso de aprendizaje (Kagan, Moore & Bredekamp, 1995). Refieren a hábitos y actitudes que se ven influenciados, por un lado, por características predisposicionales (como aspectos asociados al género, el temperamento y a patrones y valores culturales) y, por otro, a estilos de aprendizaje (marcados por características como la apertura, la curiosidad, iniciativa, persistencia, reflexión, imaginación, entre otros).
El INDI busca evaluar en esta dimensión aspectos motivacionales, de adaptación a las rutinas de clase, de creatividad y de hábitos de cuidado personal, los cuales se consideran básicos para la adecuada adaptación del niño al ámbito escolar. Se sustenta en la idea de que una buena transición entre la educación inicial y la escuela no depende exclusivamente de la asimilación de conocimientos, sino que es un proceso bidireccional, que se apoya en las distintas actitudes que tiene el niño hacia la escuela y hacia el proceso de enseñanza y aprendizaje. Por lo tanto, tener información sobre los factores actitudinales hacia el aprendizaje es importante para intervenir oportunamente.