Disposición para la escolarización (DPE)

¿Qué es la DPE?

En los últimos 40 años este concepto ha cobrado relevancia a nivel internacional ya que resulta particularmente relevante al considerar ciertas problemáticas del campo educativo tales como el fracaso escolar y la repetición.

En ciertos contextos el término originalmente en inglés (school readiness) se ha traducido como preparación para la escolarización o prontitud escolar. En tanto en español no existe un equivalente exacto, entendemos que una traducción más ajustada sería disposición para la escolarización.

Estar preparado para aprender implica un nivel de desarrollo en el cual se tiene la capacidad para emprender el aprendizaje de un material específico (Kagan, 1990).

 

¿Por qué hay niños a los que les va bien, en la escuela y otros a los que les cuesta entrar en ritmo?

Estas diferencias van más allá de la capacidad de aprender, y pueden explicarse por las distintas experiencias iniciales de los niños, las cuales determinan si están listos para iniciar los aprendizajes específicos demandados por las diferentes etapas del ciclo escolar.

La DPE refiere entonces a un amplio conjunto de competencias académicas y no académicas que se consideran necesarias para que los niños tengan una transición saludable y desarrollen todo su potencial en la escuela primaria. Se ha encontrado que niños con menor DPE presentan dificultades en la integración a las escuelas y menor rendimiento frente a sus compañeros con mayores niveles de DPE (Janus & Duku, 2007).

El concepto de DPE ha evolucionado a través del tiempo y transitado por distintas concepciones. La concepción más actual entiende que el desarrollo es producto de la interacción entre el niño y diferentes experiencias ambientales y culturales que maximizan los resultados de su desarrollo (UNICEF, 2012). Asimismo, se plantea que la DPE en un nivel óptimo implica la preparación de las escuelas para recibir y sostener la transición de niños con diversas experiencias previas y, por otro lado, la preparación de las familias para proveer un espacio de apoyo y estimulación que promueva una transición fluida (UNICEF, 2012).

La disposición para el aprendizaje (DPE) no consiste en anticipar la enseñanza de contenidos curriculares que por su naturaleza pertenecen al ciclo de primaria, sino en detectar y estimular de manera oportuna las habilidades y competencias del desarrollo, propias de cada etapa. A nivel mundial ha cobrado gran importancia, entendiendo que la misma resulta una estrategia viable para acortar la brecha de aprendizaje entre los niños permitiendo a raíz de dicha evaluación contribuir a la equidad en los logros en el ciclo escolar (UNICEF, 2012).

Dado que el desarrollo depende de múltiples factores, el INDI ha buscado contemplar esta estructura multidimensional, representando a la DPE en 4 dimensiones:

DESARROLLO COGNITIVO

DESARROLLO MOTOR

DESARROLLO SOCIOEMOCIONAL

DISPOSICIÓN PARA EL APRENDIZAJE

 

 

Evaluación del desarrollo en primera infancia

Importancia de la evaluación en los niveles iniciales

La realización de una evaluación en los niveles iniciales persigue varios objetivos. Uno de ellos remite a la necesidad de desarrollar conciencia pública sobre la importancia de la detección precoz y la actuación temprana y oportuna ante ciertas dificultades sobre las que se ha detectado su prevalencia en gran parte de la población. La detección precoz refiere a aquellas acciones que tienden a identificar problemas o patologías en una población determinada y asintomática, con el objetivo de prevenir o disminuir su incidencia. Estas acciones se sustentan en el entendido de que gran parte de estas dificultades presentarán menores consecuencias futuras en el desarrollo si son detectadas tempranamente.

Contar con una evaluación en esta etapa arroja información que puede ser brindada a las familias y maestros/as sobre la variabilidad en el desarrollo de los niños, con la finalidad de colaborar en la planificación educativa, tanto para la escuela como para el hogar. Permite además identificar dificultades o necesidades específicas en determinadas áreas que conforman el aprendizaje, tanto a nivel de sistemas amplios como clases, escuelas, barrios, departamentos, etc., como a nivel individual, relativo a los niños que conforman una clase particular. En este sentido, habilita la posibilidad de identificar a aquellos que necesitan una evaluación adicional, así como la oportunidad de crear estrategias de intervención y/o de planes educativos acordes a los procesos que se encuentran transitando los niños.

Contar con información acerca de la diversidad y variabilidad entre los niños que se encuentran realizando el tránsito entre los niveles iniciales y el primer año escolar, puede favorecer en la labor de los/as maestros/as, al tener una aproximación de las necesidades y capacidades de su clase actual y de las singularidades que la conforman.